Usabilidad y experiencia de usuario: la parábola de la bombilla del baño

Existe un trillado debate acerca de estos dos conceptos, usabilidad y experiencia de usuario, su definición y relación, pero esta vez no vamos a sumar más piedras en la construcción de ese debate sino que vamos a ilustrarlo con un ejemplo que nos permita entender fácilmente ambos términos y como se relacionan.

No podemos empezar sin una definición sobre la que desarrollar el argumento, así que recurrimos a una de las referencias en UX (Experiencia de Usuario), nosolousabilidad.com.

“Usabilidad es un concepto que se refiere básicamente a la facilidad de uso de una aplicación o producto interactivo”

Dentro de esta definición, se engloban algunos conceptos como:

El factor diferencial que introduce el concepto de Experiencia de Usuario, y siguiendo la definición de Wikipedia, es el siguiente:

“La experiencia de usuario es el conjunto de factores y elementos relativos a la interacción del usuario, con un entorno o dispositivo concretos, cuyo resultado es la generación de una percepción positiva o negativa de dicho servicio, producto o dispositivo.”

Esa percepción del usuario es la que marca la diferencia y que nos ayuda a comprender como se relacionan los dos conceptos que centran este artículo.

Habíamos escrito al principio que esto no iba a ser más de lo mismo, así que vamos a cumplir con nuestra palabra y lo haremos usando la parábola de la bombilla del cuarto de baño.

Imaginad el cuarto de baño de un restaurante al que acudís a cenar. Ésta se ilumina cuando activamos el interruptor que se encuentra justo al acceder a la estancia. Un interruptor convencional, que cumple las exigencias a nivel de usabilidad.

Es accesible, puesto que se encuentra a media altura, por lo que los niños llegan y los más altos también pueden hacer uso del mismo. Por lo que refiere a la aprendibilidad, en nuestra experiencia tenemos ejemplos de sobra y hemos activado miles de interruptores como ese. Es eficiente y eficaz, tal y como lo activamos se ilumina la bombilla y lo mismo ocurre, pero al revés, cuando lo apagamos.

Sin duda, y volviendo a la definición de usabilidad, cumple con la misma, siendo sencillo su uso y cumple con el objetivo para el que está diseñado: activar la bombilla.

Volviendo a los dos términos enfrentados, usabilidad y experiencia de usuario, ya sabemos que es usable, pero ¿qué ocurre con la experiencia del usuario? Entendemos que se da una buena experiencia en tanto en cuanto hemos podido activar la luz sin mayor dificultad.

El caso es que ante una situación tan cotidiana, difícilmente nuestra sensación o percepción es positiva: fundamentalmente es neutra, pues todos los interruptores que hemos usado funcionan igual.

Y ahora sí entramos en el quid de la cuestión. Esta noche cambiáis de restaurante y, vaya, tenéis que volver al cuarto de baño. Esta vez, al entrar la bombilla se ilumina automáticamente: vuestra entrada ha activado el sensor de movimiento y éste, a su vez, ha dado la orden de iluminarse a la bombilla. Cuando salís por la puerta, el mismo sensor de movimiento desactivará la bombilla.

Este nuevo sistema es igualmente usable, puesto que te permite moverte con soltura en el cuarto de baño gracias a la luz de la bombilla. Pero es a nivel de experiencia de usuario donde encontramos la diferencia: el sensor de movimiento cumple la función de activar la bombilla pero, además, genera esa percepción positiva al activarse automáticamente sin tener que buscar el interruptor y ni siquiera accionarlo.

Un ejemplo que, probablemente, no te hará decantarte por uno u otro restaurante pero que esperamos que haya servido para ilustrar un poco mejor la diferencia y la relación que existe entre ambos conceptos.

En nuestra consultoría de marketing digital trabajamos bajo una premisa: una web se olvida, pero la sensación persiste. Diseña una experiencia de usuario memorable, satisface a tus clientes y usuarios.